miércoles, 29 de septiembre de 2010

29 S un día terrorífico

Desde el fin de semana he intentado evitar  el telediario, la razón, el sensacionalismo de las noticias que hablaban de la Huelga del 29 S. Soy una persona aprensiva y lo único que llegaba a mis oídos eran las quejas por los posibles piquetes en los puestos de trabajo. Decía para mí misma “Que me perdonen mis compañeros que están luchando por mis derechos, pero yo no puedo dejar de trabajar porque cada euro en la cuenta se nota”

Llegó el martes, en el coche donde iba para trabajar esta puesto Onda Cero. La manera de hablar de la huelga me produjo escalofríos, me imaginé que el centro de Madrid iba a ser parecido a una guerra civil. Mi madre por la tarde-noche me pide que tenga cuidado y que si veo que las cosas están mal, que no vaya. Me quedo con la sensación "Si me quedo en casa pierdo mi dinero, no lo hago por reivindicar nada solo porque tengo miedo"

Llego a mi trabajo y sobre la mesa de la cafetería estaba EL MUNDO "Los sindicatos despliegan sus piquetes para imponer la huelga"

Tomé aire y volví a hablarme a mí misma. "Tranquila, por ahora solo has escuchado y leído a la derecha" eso apaciguó mis nervios. En el desayuno estuve hablando con un sindicalista y me dijo que se estaba creando una campaña negativa alrededor de la huelga en el tema de los piquetes, eso hacía que le gente sintiera rechazo y que se posicionaran contra los sindicatos. Personalmente me quedé mas tranquila cuando le pregunté: ¿Qué hago si me llaman esquirol? Respuesta: (Sonrisa). Fue un alivio porque no me dijo nada negativo como pudiera ser :" Eso es lo mínimo... vamos a llevar huevos... Pintura... “Por lo cual supuse que mi compañero no iba a luchar cuerpo a cuerpo sino de una forma mas inteligente y con la palabra.

Miércoles 29 S

Las rutinas por las mañanas serían las mismas: sacar al perro, pero alerta, salí pensando que las carreteras de entrada y salida al pueblo estaban cortadas con tanques militares como si estuviéramos en cuarentena. El bar de carretera justo frente a mi casa estaba abierto. Era un día normal, no podía creérmelo.

Recorrido en el coche, no llevábamos la radio puesta, mejor así, mis temores ya estaban lo suficientemente alterados. Por todos los Santos, no hay nadie en la carretera y me aborda un nuevo pensamiento "Mira chiquilla, todos luchando por una causa tan noble como los derechos y tú dando la espalda" Volví a pedir perdón.

El pueblo donde cogía el tren de cercanías estaba los comercios cerrados. Aquello era una película de algún holocausto inspirado en un virus mortífero, a no ser por la gente en la calle que aunque poca me hacía sentir algo más segura.

Mi corazón saltó del pecho cuando vi gente con pancartas, mis ojos se clavaron en el semáforo y en la velocidad de mi coche, teníamos que adelantarlos. Puede que por  alguna razón viniesen hasta nosotros y nos volcaran el coche o peor, nos lo quemasen. Pueden ser piquetes y los piquetes los carga el diablo. Corre que ya se ha puesto verde, no te detengas en los pasos de cebra y yo me bajaré con el coche casi en marcha, pero tú corre amor mío, sálvate, por lo menos que uno pueda recordar al otro. - Esa era la aventura que se iba formulando en mi cerebro.

Llegaba el tranvía, los ciudadanos corrían hasta el cercanías como si fuera un sitio seguro, yo me apresuré a hacer lo mismo, no sin antes buscar con la mirada: "Un policía, Dos... Tres, además le sumamos dos guardias de seguridad". Los tornos estaban abiertos, aquello no era normal, nada estaba siendo normal, aun así yo tenía mi abono en la mano y cuando pasé sin validarlo sentí una sensación de anarquía.

Volvió a entrarme el pánico cuando llegué al vagón, estaba lleno, rebosando, la primera parada de la línea y estábamos hacinados, ahora me sentía en un campo de refugiados. Todos callados, resignados a estar como sardinas en lata, llegando tarde al trabajo, no importa, hay huelga, es normal sentirnos así, o eso creo. Con el poco hueco que queda para moverme miro las noticias en el teléfono para enfrentarme a la realidad:


¿Es hora de hacer mi testamento? ¿Debo llamar a mi madre para decirle lo mucho que la quiero? Maldición, he llegado a mi parada, el centro neurálgico de la huelga. No puedo salir, me tiemblan las piernas. ¿Y si me quedo aquí en la estación hasta que me recojan de nuevo?

Armada de valor salí a la puerta del Sol como si fuera una espartana dispuesta a enfrentarme al enemigo con mi móvil como lanza y mi bolso bien cogido por si acaso. Que decepción, solo había una chica muy simpática repartiendo octavillas sobre la huelga dándome además los buenos días. En la puerta de mi trabajo ni un sindicalista y yo sin ninguna historia escabrosa que contar.







martes, 28 de septiembre de 2010

Prejuicios

Hoy tenía la necesidad de pensar en ésta palabra ya que la he utilizado para referirme a una persona. Le he dado vuelta a la palabra y no al individuo en cuestión o la individua. La razón era porque no sabía si había utilizado bien el calificativo.
He meditado durante horas y he buscado información, he llegado a encontrar una frase que me ha gustado mucho:
Prejuzgar es el crimen del que juzga sin conocimientos.

Yo he pensador en lo que hice, es cierto que no tenía las piezas del todo el puzzle y que me baso en pequeñas piezas que poco encajan entre ellas. Es posible que yo también esté prejuzgando. Luego he seguido investigando sobe la palabra. He llegado hasta el gran pensador Punset, gran señor que conozco gracias a una buena amiga.

Dejo el enlace: ¿Por qué tendemos a Prejuzgar?  (Recomiendo leerlo)

Tras reflexionar sobre el asunto he sonreido y sí he prejuzgado, porque no sé todo cuanto es esa persona pero también he comprendido que ha enviado señales que mi propio cerebro ha calificado como non grata. Puede que incluso la algunas de las piezas no me importen pero han habido algunas que seguramente por el grupo social donde he evolucianado han hecho que desapruebe algun comportamiento.

No me siento bien por prejuzgar pero me encuentro en la tesitura en dos vertientes:

- Tengo que llegar a conocer a la persona a sabiendas que mi cerebro la rechaza?
- Tengo que rechazarla y seguir adelante sin darle mayor importancia?

Me declinaría por la primera pero ... ¿Es eso perder el tiempo? ¿Es necesario sacrificar minutos cuando puede que una causa a sabiendas ya está perdida? (Claro que esto último suena derrotista)

Sea como fuere... Tengo dos semanas para limpiarme de prejuicios y volver al punto inicial. Donde volveremos a vernos esa persona y yo en otro contexto... puede y solo puede que las cosas sean diferentes y haya un nuevo comienzo. Si la cosa se tuerce .. ¿Debo seguir intentándolo pensando que para otras personas el sujeto en cuestión es maravilloso? o ¿Debo pensar que es incompatibilidad y dejarlo ahí?

We are each burdened with prejudice; against the poor or the rich, the smart or the slow, the gaunt or the obese.  It is natural to develop prejudices.  It is noble to rise above them. - Author Unknown
(Cada uno carga con sus prejuicios, desde el pobre hasta el rico, el bajo, el delgado o el obeso. Es natural desarrollar prejuicios, es noble estar por encima de ellos)